¿Qué hay detrás de la desregularización de la actividad inmobiliaria?

¿Qué hay detrás de la desregularización de la actividad inmobiliaria?

       Somos prisioneros de la inmediatez, de la vorágine de la multitarea, de la autogestión y la proactividad.  Tenemos que hacer todo ya. Esta realidad aumentada en la que vivimos muchas veces nos impide detenernos y ponernos a pensar por que suceden las cosas y como llegan a nosotros.

         Así intentando buscar una explicación lógica a los embates del gobierno contra las actividades profesionales, pero especialmente a la nuestra, los corredores inmobiliarios.

           Pude comprender que estos proyectos, nuevamente no responden a un interés social, como pretenden hacernos creer. Son el reflejo mezquino de algo mucho más profundo y económicamente redituable para algunos empresarios. La clase política que pone en agenda temas de su exclusiva conveniencia, es el medio que utilizan, obviamente comprando favores  y financiando campañas. El dinero todo lo puede y post del dinero todo vale.

         En esta jungla del sálvese quien pueda y de que todo este permitido, envueltos en el manto purificador de la libertad sin límites, vienen unos diputados y senadores, junto a sus grandes equipos de asesores, a proponer ideas que implican un retroceso de 60 años para nuestra actividad.

           Estos falsos profetas, se pasean por los canales de televisión, intentando vendernos espejitos de colores, indicando que si se desregulariza la actividad inmobiliaria se bajan los costos. NADA MAS ALEJADO DE LA REALIDAD.

         ¿Por alguna vez se han detenido a pensar a quienes podría beneficiar realmente la desregularización de la actividad inmobiliaria? Claro está que, en nada cambiaria para el particular, pero si cambiaria para las empresas de franquicias que verían concretado su sueño de terminar de detonar la actividad inmobiliaria.

         Enarbolados en las leyes de la oferta y la demanda, algunos comienzan a mostrar sus verdaderas intenciones y gritan : basta de colegios, basta de caja de previsión, basta de sanciones disciplinarias, basta de limite en las comisiones, basta de exigir una carrera universitaria, cualquiera puede ejercer el corretaje y que cada uno trabaje como quiera, sin restricciones en todo el país, volvamos a ser comerciantes y que Dios nos ayude.

         Permitir que esto suceda, no solo nos perjudica como profesionales, sino que perjudica a toda la sociedad. Si los legisladores, se detuvieran por un momento a pensar la barbaridad que proponen y la inseguridad que puede representar para los ciudadanos que realizan una operación inmobiliaria, seguramente no presentarían estos proyectos.

         Sin querer ser necia en mi razonamiento, me puse a investigar, ¿cómo funciona el mercado inmobiliario en otros países y pensé como es en Estado Unidos? El país que se presenta como la cuna de la libertad y de posibilidades para cualquiera que desee realizar sus sueños. Sorpresivamente pude ver que poseen un mercado regulado, donde solo algunos obtienen la licencia de Realtors, concentrando un gran número de agentes que no pueden trabajar en forma independiente sino bajo la supervisión del Realtor. También puede ver que cada estado tiene su propia regulación y que la licencia obtenida en un estado no habilita en el otro.

Este escenario me resulto familiar, semejante al nuestro…. ¿Pero si nos quieren hacer ver como los dinosaurios de la actividad? Como puede ser que los foráneos intenten cambiar nuestra legislación cuando en el país donde todo se franquicia y donde se tiene una fórmula para el éxito, también se encuentren con una actividad regulada.

         La conclusión es sencilla de explicar, en cualquier parte del mundo, el manejo de bienes inmuebles o bienes raíces, como lo llaman en el EEUU, es cosa seria y no puede ser confiado a cualquiera, necesita conocimientos específicos y un ente que ejerza el poder de control que el estado no tiene capacidad de manejar.

         Escuchamos todos los días el deseo entrañable de un estado pequeño, que no interfiera con los particulares, pero también necesitamos un estado protector que controle o delegue en los profesionales el poder de control que no puede ejercer, como en la actualidad, la creación de los colegios deviene de la necesidad de control paraestatal, que ejercemos los profesiones por facultades delegadas de las provincias.

         Alzar nuestra voz contra la desregularización, es defender el lugar que ocupamos en la sociedad, es defender nuestra profesionalización-. Desregularizar la actividad significaría volver a convertirnos en comerciantes, dejando que cualquiera ejerza la actividad, sin requerir ningún conocimiento que lo avale. Como profesionales estamos constantemente capacitándonos, interiorizándonos de nuevos conocimientos, no solo técnicos sino también legales e impositivos, no podemos ser tan necios de querer sumirnos en esta jungla.

         Está claro que el escenario que se nos plantea,  solo beneficia a las empresas de franquicias. Recordemos que estas empresas les importa muy poco el mercado inmobiliario, siendo su verdadero negocio la explotación de los recursos humanos, mejor conocidos como agentes, a quienes le cobran una regalía mensual por “pertenecer” más los cursos de capacitación obligatorios, más los carteles, más las tarjetas, más las carpetas y todo el merchandising que puedan venderle. - Este es el verdadero negocio que se persigue, pudiendo ser incalculable cual sería la rentabilidad si la actividad se desregulariza. Piensen si a ese enorme negocio, de casi mínima inversión, se suma que alguno de los 50 agentes, que en promedio posee una oficina de franquicia,  logra cerrar al menos 1 operación al mes… la cifra es difícil de calcular por la cantidad de dólares que representa para estas empresas.

         Ahora que dejamos al desnudo la verdadera intención detrás de la desregularización, recién ahora, podemos opinar.

 

         Es la hora que los profesionales, de este Colegio y de todos los del país, alcemos nuestra voz en defensa de nuestra profesión. NO DEJEMOS QUE NOS QUITEN LO QUE HEMOS LOGRADO CONSEGUIR.

                Paula Lorena Mendez                                             

                 Presidente CMCPSI

 

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